El 12 de septiembre de 1812 se casaron en la Catedral de Buenos Aires. Él, con 34 años, ella con solo 14, se convirtió en su esposa, aunque de los once años de relación, solo compartieron seis y medio.
Remedios de Escalada lo conoció al general José de San Martín cuando ella tenía 14 años y el 34.
Aún no está definido si cuando se conocieron, fue amor a primera vista o si se trató de un arreglo matrimonial, lo cierto es que desde el momento en que el general José de San Martín, en ese entonces de 34 años, y Remedios de Escalada, con solo 14, cruzaron sus caminos en una de las tantas tertulias de las que participaban, comenzó su historia de amor que sellaron ante el altar y años despúes con el nacimiento de Merceditas, su hija en común.
Algunas versiones indican que en el encuentro social, al conocer a San Martín, Remedios quedó deslumbrada ante sus encantos. Sin embargo, la relación no fue nada fácil. Por empezar, ellaestaba comprometida con Gervasio Dorna, un joven de 22 años, con quien tuvo que cortar. Como consecuencia, Dorna prefirió abandonar Buenos Aires y enlistarse en el ejército de Belgrano. Más adelante se supo que murió en el combate de Vilcapugio, el 1 de octubre de 1813
Por otro lado, San Martín no mantenía una buena relación con su familia política de quienes rechazaba sus formas aristocráticas. Algunos indican que Tomasa, la madre de Remedios se oponía fervientemente a ese matrimonio por eso, cuando el general le pidió la mano de su hija, esta puso el grito en el cielo. Se refería a él en todo momento como “soldadote” o “plebeyo” y no cruzaban palabras.
Lo cierto es que pese a cualquier obstáculo, el 12 de septiembre de 1812 María de los Remedios y José Francisco se casaron con la bendición del padre Luis Chorroarín en la Catedral porteña.
El acta de casamiento del general José de San Martín y Remedios de Escalada.
En la ceremonia sus testigos fueron Carlos María de Alvear y su esposa, Carmen Quintanilla. La fiesta fue en la casa de los suegros. Los recién desposados fueron de luna de miel a una quinta en San Isidro, que era de María Eugenia, la hermana mayor de Remedios.
Después de pasar un tiempo juntos en San Isidro, tuvieron que separarse debido a las responsabilidades de San Martín con respecto al Regimiento de Granaderos a Caballo que se hizo posible gracias a la influencia de los Escalada.
Durante 1813, la pareja vivió en Buenos Aires hasta que San Martín debió partir a Tucumán para hacerse cargo del Ejército del Norte, mientras que ella se quedó en territorio porteño.
Las pruebas indican que no tuvieron un matrimonio feliz. De los once años de su vínculo, estuvieron separados seis años y dos meses. Las desavenencias conyugales no se limitaban a las diferencias con la suegra, sino que hay rumores de infidelidades por ambas partes aunque no existen pruebas de relaciones extramatrimoniales por parte de Remedios, más que algunas infidencias malintencionadas.
Es así que estuvieron separados durante largas temporadas y sólo pudieron volver a reunirse después del 10 de agosto de 1814, cuando San Martín fue designado gobernador de la Intendencia de Cuyo. Allí se incorporó a la sociedad local y colaboró en las tareas de organización del Ejército de los Andes para liberar a Chile y Perú. Fue Remedios quien promovió la entrega de las joyas personales, gesto que imitaron las damas mendocinas el 10 de octubre de 1815 para contribuir al equipamiento de las fuerzas.
Mendoza fue el lugar en el que juntos habitaban una casa de la Alameda, donde llevaban una intensa actividad social. Remedios, acostumbrada a las tertulias de la casa paterna, era quien también las organizaba, y la simpática anfitriona de las recepciones que ofrecía su marido. El 24 de agosto de 1816 nació su hija Mercedes Tomasa San Martín y Escalada.
La paternidad de San Martín fue casi simultánea al virtual rompimiento de su pareja. Es que en enero de 1817, cuando la nena tenía cinco meses, él las envió a Buenos Aires y ya casi no volvió a verlas.
Remedios de Escalada falleció a los 25 años.
Así fue que cuando San Martín partió hacia Chile, la frágil salud de Remedios, afectada de tisis, se había agravado por el embarazo y el parto, lo que la obligó a regresar a Buenos Aires el 16 de marzo de 1819 para instalarse nuevamente en la casa de sus padres. Era tal su estado de salud que se dispuso llevar un ataúd por si moría en el viaje.
En abril de 1819 San Martín le escribió a su amigo O’Higgins: “Remedios partió hacia Buenos Aires, pues este país no le probaba. Aquí me tiene usted hecho un viudo”.
De regreso del Perú hacia el país, el Libertador supo de la gravedad de la enfermedad de su esposa. Pero en Buenos Aires estaba su enemigo, el poderoso Bernardino Rivadavia, y temía ser asesinado. Por ello, y por el consejo de sus amigos, decidió permanecer un tiempo prudencial en Mendoza.
Cuando estuvo ya muy enferma, Remedios fue llevada a una quinta de la calle Caseros y Monasterio, en Parque Patricios donde murió el 3 de agosto de 1823 (con veinticinco años), lejos de San Martín, cuya presencia solicitó hasta su último instante. La ausencia del general provocó un profundo resentimiento en la familia de Remedios, pero especialmente en su madre Tomasa, quien quedó al cuidado de su nieta.
Recién el 20 de noviembre de ese año San Martín partió hacia Buenos Aires, donde permaneció por tres meses. Sin embargo, antes de partir, dispuso la construcción de un mausoleo en mármol en el “Cementerio del Norte” (Recoleta) para que descansaran los restos de la madre de su hija. Su lápida dice: “Aquí descansa Remedios Escalada, esposa y amiga del general San Martín”.
José de San Martín hizo grabar una placa que colocó en la tumba de su esposa.